Desorden con moderación

Mark Boyce
2 min readOct 14, 2023

(He traducido este blog al español para compartir mis ideas con hispanohablantes, y para practicar mi expresión escrita en el idioma. Ya que el español no es mi lengua materna, ten paciencia conmigo, y siéntete libre, querido lector, de sugerir correcciones.)

Todo lo que haces tiene un coste, medido, por lo menos, en tiempo. Así que, para que valga la pena, tus acciones deberían estar haciendo tu vida, o las vidas de otras personas, mejor de alguna manera. Si piensas en tu vida como una máquina para producir el bienestar, tu meta debería ser hacerla eficiente, maximizando el bien hecho como proporción del tiempo pasado.

Obviamente, esto significa que deberíamos dejar de hacer las cosas que ni nos hagan bien ni les hagan bien a los demás, y que deberíamos hacer más cosas que produzcan beneficios inmediatos y evidentes. También significa que deberíamos evitar hacer cosas que produzcan algún bien, pero no lo suficiente en relación con el tiempo que requieran. Hay muchas cosas así, y son más difíciles de detectar. La que me toca de cerca es el orden.

Abrazo el desorden digital. Google, Microsoft, y Apple han empleado a cientos de miles de personas para asegurarse de que nunca más haga falta que organice mis datos. El agradecimiento requiere que deje esos miles de archivos en el escritorio de mi ordenador en su lío actual.

También he dejado de embellecer el contenido de los archivos, a no ser que haciéndolo realmente mueva la aguja. En lo que a mí respecta, si sólo yo veré un documento, y peor aún si probablemente nunca lo vaya a mirar después de esta semana, la cosa debería ser fea. Si es una hoja de cálculo, yo esperaría ver algunos números mágicos en celdas sin etiquetar, y columnas enteras de lo que parecerá un galimatías dentro de algunas semanas.

Mi simpatía por el orden en el mundo real tampoco se prolonga muy lejos. Todavía no he leído “12 reglas para vivir” de Jordan Peterson, y es un hombre listo, así que tal vez pueda convencerme de que hacer la cama es algo bueno. Pero por ahora, no me lo trago. No me siento más sereno ni organizado después de ahuecar un cojín y poner un edredón. Me siento como si hubiera tirado cinco minutos de relativa juventud al viento norteño.

Bueno, si reorganizando las almohadas, o codificando los archivos por colores, u organizando los cajones, o etiquetando las cajas polvorientas, te permite estar presente en el momento, o simplemente evita que tu mujer te envenene lentamente, sigue adelante. Pero si no, y nada más sigues algún deseo no examinado de dar orden a las cosas, te sugiero que lo examines.

Muchas veces el caos es más barato que el orden. Y dado que pronto todos estaremos muertos, es a veces un mejor trato.

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Written by Mark Boyce

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